Hoy escribo estas líneas con miles de emociones en mi corazón y muchos más pensamientos en mi cabeza. Creo que este espacio [mi blog], es un lugar para la salud en todo sentido. Y estoy segura que si tu me lees, es porque algo de lo que voy a decir aquí también te toca.
En las últimas semanas, he tenido muchas personas a mi alrededor que han partido de este mundo. La mayoría de ellas, han dejado este cuerpo, luego de librar una larga batalla en contra de una enfermedad inestable e impredecible, que también ha hecho parte de mi vida, y es el cáncer.
He pensado tanto en eso, y me da mucho escalofrío, porque recuerdo que cuando fui diagnosticada en el 2014, lo primero que vino a mi mente al escuchar la palabra cáncer, fue muerte. Eso me dio pánico, me sentí frágil, impotente, vi pasar mi vida por delante, perder mis sueños, y darme cuenta de que todo de lo que supuestamente era tan importante para mi, por lo que había trabajado, sacrificado horas de sueño y tiempo de calidad con mi familia y amigos, ya no era tan importante.
Pero, ¿por qué le tememos tanto a la muerte? ¿por qué nos da tanta tristeza cuando alguien se va de este mundo? Y ¿qué pasa si descubres que hoy es el último día de tu vida? ¿estás feliz con lo que has hecho de ti? o ¿quisieras de volver el tiempo y crearte otra realidad?
Yo creo que le tenemos a la muerte porque no vivimos con consciencia plena nuestra vida, porque vivimos como si existiera un mañana, y entonces, postergamos todo; mañana llamo a esa persona, mañana comienzo a hacer ejercicio, mañana comienzo la dieta, mañana voy a ese viaje… Y, cuando llega la muerte de alguien cercano, nos damos cuenta que ese mañana no es seguro, y que tal vez no tengamos esa oportunidad para hacer todo lo que deseamos.
Creo que las personas que nos dejan (en su cuerpo físico) nos siguen acompañando con su alma, y lo que menos quieren es que tengamos una existencia pobre e infeliz. Con su partida, nos hacen conscientes de lo efímera que es la vida, y de lo bendecidos que somos al tener la oportunidad de existir. Así que para honrar su muerte, lo mínimo que deberíamos hacer es comenzar a vivir de verdad, como si solo existiera el hoy, pues realmente es lo único que tenemos seguro.
Solo me queda por decir Gracias!. Gracias por que tengo vida, gracias a todos los que están y gracias a todos los que se han ido, por todo lo que nos enseñan y por todo lo que vivimos juntos. Despido el miedo y el dolor, y le doy la bienvenida a la alegría y la motivación para hacer realidad todo lo que sueño, y te invito a que tu también lo hagas.
Con esto, caigo inevitablemente en algo que puede sonar muy cliché, pero es que no es otra la invitación: vive con propósito, haz ahora tus sueños realidad, arriésgate, sal de tu zona de confort. Hagamos que nuestra existencia no pase en vano, y de esa forma venceremos el miedo a la muerte, pues cuando ella llegue, no tendremos nada de lo cual arrepentirnos, y podremos partir con satisfacción.
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Aprovecho esta entrada para invitarlos a que se unan a un reto de gratitud que voy a hacer durante todo diciembre. La idea es que cada día agradezcamos por una cosa que haya pasado este año. La gratitud es la forma más fácil y eficaz de sintonizarnos con la abundancia y atraer a nuestra vida todo aquello que queremos. Es uno de los mejores hábitos que podamos tener, y que mejor que aprovechar, que ya casi termina este año para reflexionar y darnos cuenta de todas las maravillas que hemos vivido.
Voy a estar publicando todo en mi Instagram y Facebook con la etiqueta #gratitudkasana, y para unirte al reto solo debes publicar una frase o foto usando el mismo hashtag #gratitudkasana