Alimentación Antiinflamatoria
La inflamación está en el origen de toda enfermedad, si queremos trabajar en nuestra sanación, debemos comprender bien, qué es, por qué se produce y cómo podemos ayudar a nuestro cuerpo a revertirla.
¿Qué es en sí la inflamación?
Para entender la inflamación, primero debemos diferenciar entre dos clases de inflamación, una aguda y otra crónica.
La inflamación aguda es una respuesta fisiológica normal que causa que sane el tejido lastimado. Es una inflamación muy común, de la que no debemos preocuparnos. Se produce todo el tiempo cuando nuestro cuerpo reacciona a algo, por ejemplo una picadura de una abeja, o un golpe.
En el lugar del tejido dañado se liberan compuestos químicos, como respuesta, el cuerpo aumenta su producción de glóbulos blancos, células inmunes y sustancias llamadas citocinas que ayudan a combatir las infecciones, a reconstruir el tejido para reparar la lesión, eso hace que se produzca un enrojecimiento, hinchazón, dolor, ardor.
Si el dolor es muy fuerte, normalmente las personas utilizan medicamentos antiinflamatorios como ibuprofeno y diclofenaco, o si queremos algo más natural, infusión de cúrcuma, o emplastos de caléndula o manzanilla en el sitio afectado.
Pero realmente esa inflamación, así como llegó, de repente, también desaparecerá, pues una vez que sane la herida, terminará el proceso inflamatorio. Solo hay que tener un poco de paciencia, y mucho cuidado para evitar esos golpes 😉
Inflamación crónica
La inflamación crónica es diferente, de hecho, es la base de todas las enfermedades crónicas que son tan comunes en la actualidad. Se le llama crónica, porque se sostiene a lo largo del tiempo y es producida por diversas causas a lo largo de años de manera continua. Puede ocurrir incluso cuando no hay lesiones, y no siempre termina cuando la enfermedad o lesión se cura. Este tipo de inflamación deja el cuerpo en un estado constante de alerta que, con el tiempo, puede provocar un impacto negativo en los tejidos, órganos y sistemas.
Es muy peligrosa, porque no nos damos cuenta de ella, la normalizamos, la hacemos parte de la vida. Es como si nos acostumbráramos a vivir mal. Y por eso, luego cuando nos hacen un diagnóstico de una enfermedad, nos sorprendemos, porque un día estábamos “bien” y al otro ya tenemos cáncer, o diabetes, o hipertensión, o un infarto…o covid
¿Qué genera la inflamación crónica?
La inflamación crónica tiene muchos causantes diferentes, y la mayoría de las personas estamos expuestos a más de uno de la lista:
- Alimentación inflamatoria: con un exceso de azúcar, grasas hidrogenadas, alimentos procesados, lácteos, gluten
- Sensibilidades alimentarias: gluten, huevo, pimentón, nueces…
- Exposición constante a químicos con los pesticidas de alimentos, en los cosméticos, productos de aseo, utensilios de cocina, ropa.
- Episodios recurrentes o no tratados de inflamación aguda(asma, riñitis, gripas constantes)
- Envejecimiento: con el paso de los años se observa un aumento de las citoquinas inflamatorias sin necesidad que haya enfermedad asociada. Además, con la edad también disminuyen los niveles de hormonas sexuales, que tienen un papel importante en la modulación de la respuesta inflamatoria.
- Estilo de vida sedentario
- Tabaquismo: los productos de combustión del tabaco inducen la inflamación y la oxidación
- Exceso de alcohol
- Transtornos de sueño: incrementa los niveles de moléculas proinflamatorias, debido a la alteración del ritmo circadiano
- Problemas crónicos de colon
- Uso exagerado de antibióticos, flora intestinal pobre y alterada
- Estrés constante y mal gestionado
- Rabias, culpas, dolores emocionales y traumas no tratados
¿Cómo sé si estoy pasando por una inflamación?
Cuando tiene lugar una inflamación crónica, la respuesta inflamatoria del cuerpo acelera el envejecimiento y puede eventualmente comenzar a dañar células, tejidos y órganos sanos, afectando distintos sistemas. Con el tiempo, esto puede provocar daños en el ADN, muerte tisular y cicatrices internas. Todos estos puntos están relacionados con el desarrollo de varias enfermedades. Por este motivo, esta situación mantenida en el tiempo promueve enfermedades degenerativas como:
- Enfermedades cardiovasculares
- Diabetes
- Obesidad
- Estrés y depresión
- Deterioro cognitivo
- Hígado graso
- Pérdida de masa muscular
- Osteoporosis
- Fibromialgia
- Enfermedad renal
- Cáncer
¿Cómo revertir la inflamación de manera natural?
Hay mucho que hacer a través de la alimentación y el estilo de vida.
- Alimentación antiinflamatoria: priorizar alimentos naturales y vegetales, y reducir los ultraprocesados y refinados.
- Aumentar el consumo de cúrcuma y especias antiinflamatorias
- Aumentar consumo de omega 3 en suplementos y alimentos
- Aumentar consumo de alimentos ricos en magnesio y triptófano
- Cuidar la flora bacteriana, una flora intestinal saludable reduce la inflamación
- Ayuno intermitente: induce a la producción de beta-hidroxibutirato, regulando la inflamación.
- Realizar ejercicio físico regularmente: puede disminuir los marcadores inflamatorios y su riesgo de enfermedad crónica
- Procurar un sueño de calidad: dormir las horas necesarias durante la noche es extremadamente importante.
- Suplementación natural: existen determinados suplementos que ayudan a reducir la inflamación, como la quercetina, la boswellia, la cúrcuma, ashwaganda, el aceite de pescado o el magnesio, entre muchos otros.
Fuentes:
https://www.cancer.gov/espanol/cancer/causas-prevencion/riesgo/inflamacion-cronica
https://www.conasi.eu/blog/consejos-de-salud/inflamacion-cronica/
Libro. El milagro metabólico. Dr Carlos Jaramillo
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